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EFI CUBERO Solo inclasificable Siltolá, Sevilla, 2021
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«En la fragilidad de las certezas / frente a la noche armada de lámpara encendida».
Efi Cubero (Granja de Torrehermosa, 1949] ha organizado su más reciente poemario en clave músical.
Solo inclasificable está dividido en cinco partes, cada una de ellas encabezada por un rótulo que igual podría figurar al frente de un pentagrama: Acordes, Contrapunto, Allegro, Andante y Adagio. Hay algo más que estética en esta iniciativa que se orienta a partir de una cita de Walter Pater («Todo arte aspira constantemente a llegar a la condición de la música») y que rubrica Mozart con otra cita legendaria («la música no está en las notas sino en el silencio entre ellas». Aparte de que la poesía sin duda es música cuando está bien construida, el punto de conexión entre las dos artes lo constituyen precisamente los valles entre notas: «Qué necesarios siempre los silencios. // Se agazapan también en el poema / que muestra ―oculta siempre lo que somos». En este
Solo inclasificable de Efi Cubero el instrumento que suena es la determinación de una luchadora que «siente que en el principio se haya todo / que todo vuelve siempre a comenzar / y que todo final es insaciable». Cubero se mueve casi siempre en poemas más breves que largos, con un tono indagatorio que no rehúye las conclusiones enigmáticas: «bien sabes que el poeta es un / incordiador en un mundo de solos, / una ecuación fractal donde expresa silencios. / Y verdades». La pieza más extensa del libro es una elegía titulada «Compás de 3/4», que empieza diciendo: «como las aguas bajan a posarse en las manos / los recuerdos nocturnos de luna pensativa nos desvelan». Ahí están, en efecto, dando su testimonio, la luna, la encina que contagia la firmeza de su soledad, el incendio del poniente que contemplan unos ojos convertidos en pavesas, las lecciones del agua: «Hay que obrar como el agua, / también por erosión, / sedimentando». Bajo esa orquesta de fondo en la que estamos inmersos, de la que formamos parte, la orquesta de la naturaleza, la del universo, nosotros «somos supervivientes escuchando un crujir de recuerdos».
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