VARIOS AUTORES Dios en la poesía actual (Antología) Edición de José Julio Cabanillas y Carmelo Guillén Acosta Rialp, Madrid, 2019 |
«No sé nada. / Ni por qué escribo esta
palabra, “Dios”, / para hablar de una dicha / con algo del dolor que nos asalta
/ en el momento de la despedida».
Son versos de Antonio Moreno, uno de los 48
autores que participan en la antología Dios en la poesía actual. Los han
seleccionado José Julio Cabanillas (Granada, 1958) y Carmelo Guillén Acosta
(Sevilla,1955) que se sienten continuadores de la antología que, con el mismo
título, Ernestina de Campourcin recopiló en 1970. El más joven de entonces
había nacido en 1941. Cabanillas y Guillén han establecido 1950 como fecha de
partida para sus antologados, aunque se han permitido, sin explicarlas, las
excepciones de Miguel d´Ors y Eloy Sánchez Rosillo (1946 y 1948,
respectivamente). Han escogido un mínimo de un poema y un máximo de cinco de
cada poeta y se han autoincluido con cuatro piezas cada uno. Si soslayamos los
enfoques sociológico o puramente religioso, el tema de Dios, como cualquier
tema tratado por una inmensidad de autores desde que existe memoria, requiere dominio
y originalidad para desmarcarse y sorprender sin caer en los lugares comunes y
las retóricas vacías. Además, las perspectivas han cambiado en las últimas
décadas en las que el asunto no está de moda. Los antólogos han ido al rescate salvando
alusiones indirectas y tirando de inéditos. Aún así, hay un puñado de poemas
que consiguen cruzar el umbral de la emoción; por ejemplo la joven Gracia
Aguilar, con su Libérame Dómine: «Acalla todo pensamiento, Señor; / devuélveme
el estremecimiento / ante una nuca demasiado hermosa; / dale a mi pulso /
irregularidades», Antonio Moreno (suya es la cita inicial), José Mateos con Los
nombres que te han dado («Pero / que mi palabra crezca / de tu silencio
como / nace el musgo en la piedra») o Pedro Sevilla «Tanto tiempo buscando a
Dios en los altares, / en las puestas de sol, en las mujeres, / y resulta que
Dios es esta mezcla horrible / de gloria y podredumbre, / el desconsuelo eterno
que llamamos belleza». Por supuesto también d´Ors, Rosillo o Mesanza destacan
entre las sorpresas que afloran al rebuscar un poco.
Lo tengo como libro de cabecera desde que salió. Gracias, José Julio y Carmelo
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