MANUEL ALCÁNTARA
Mar de fondo. Poesía reunida 1955-2018
Recopilación y prólogo de Francisco Ruiz Noguera
Ciudad del Paraíso, Málaga, 2018
«Solo con perdonarme, yo podría /
modificar de golpe mi pasado».
A Manuel Alcántara (Málaga, 1928-2019) se le fue
imponiendo el articulista que llevaba dentro hasta llenarlo todo menos su
corazón de poeta. Sus primeros poemarios habían brotado torrenciales y le
dieron visibilidad enseguida: «Buceo en el instante removido / y mis manos se
llenan de palabras». Traía de fábrica la facilidad para el adjetivo, el dominio
de la rima, el buen oído. En siete años, entre 1955 y 1962, publicó cuatro
poemarios colmados de versos memorables («lo mejor del recuerdo es el olvido»,
«la vida se me ha vuelto una pregunta», «la mar es un esfuerzo hereditario»).
Pero también de poemas cuajados, como «Compañero de viaje» o «Las palabras» o
«Las doce menos cuarto». Era joven y tenía que escribir en esa España. Sin
embargo lo hizo con personalidad, con el escudo de la ironía: «creer en Dios es
nieve y se derrite / sobre el hombro cansado de la espera». Cada vez se le fueron
haciendo más omnipresentes el mar y su tierra, a la que cantaba con la
grandilocuencia tajante y fanfarrona de un cantor flamenco: «limito al norte
con nadie / y al sur con Málaga». A la vez se iba tiñendo de existencialismo.
El tiempo se le hacía corto, la vida fugaz, la muerte acechaba; aunque lo
mantenía en vilo el humor: «dan ganas de dejar todo por irse / a buscarlos.
Conozco el camino: / se va por el atajo de morirse». La fragilidad del ser
humano contrastaba con la hermosa eternidad del mar y de su noche: «la noche
tiene estrellas / y tiene por delante mucho tiempo». Tras unas colecciones de
poemas circunstanciales, dio a la luz en 1985
Ese verano en Málaga, su
último poemario. Pero siguió decantando inéditos. Francisco Ruiz Noguera los ha
agavillado todos, los ha unido al resto, los ha ordenado e ilustrado con
fotografías en las que Alcántara posa con insignes amigos. Les ha añadido un
minucioso prólogo y un título,
Mar de fondo. Ahí comprobamos que el extraordinario
articulista puso cerco al poeta, pero que no pudo con él: «para haber visto
todo acaso baste / mirar desde el balcón la luna apátrida».
Gracias, Arturo. Nos has dado una alegría al ver el nombre de Manuel Alcántara. En los libros antiguos era frecuente leer su nombre, pero desde hace muchos años, ¡qué difícil encontrar su poesía! Sólo tenemos dos libros suyos de versos. Uno que publicó la Universidad de Málaga y otro que encontré en el rastro de Albacete. Ahora buscaremos esta nueva antología. Gracias. ¡Os debemos mucho a los dos: a Manolo y a ti!
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