JOSÉ LUIS MORANTE Ahora que es tarde Prólogo de Antonio Jiménez Millán Ed. La Garúa, Barcelona, 2020 |
«Camino a tientas. / Sé que soy mientras
busco».
El abulense José Luis Morante (El Bohodón, 1956) ha recogido una
selección de su obra poética en la editorial La Garúa bajo el título de Ahora que es
tarde. No es la primera vez que recapitula, ya lo hizo con Mapa de ruta
(2010) y Pulsaciones (2017). Aparte del prólogo de Jiménez Millán, la
novedad de este nuevo balance es que incluye un adelanto del poemario en el que
Morante trabaja, el todavía inédito Nadar en seco. Sumado a las piezas espigadas
de los ocho libros anteriores, nos ofrece una panorámica ya muy decantada.
Vemos que durante su trayectoria ha ido trazando círculos en una prospección de la propia identidad, uno de los grandes temas de la poesía moderna: la pregunta de quién soy, sostenida en el tiempo, proyectándose al futuro y evaluando el
presente: «como cantos rodados damos vueltas / por la cristalería del pasado».
Hay poemas que marcan hitos en el proceso, como «Recuerdo del padre», perteneciente
a un libro de significativo título: Causas y efectos. Aunque es un poeta
pudoroso, que prefiere describir lo externo y cubrirse con una bruma de ironía,
Morante va dejando pistas aquí y allá de sus expectativas e inseguridades: «así
fui acumulando esta nostalgia. / Debéis saber que entonces suponía / que todo
cuanto amaba / quedaba siempre lejos, misterioso, / hacia el lado que acoge los
ponientes». El amor y la ilusión fueron
los puntos de partida, los generadores de los primeros poemas. El verdadero afán ha sido mantenerlos: «Han pasado
los años / y no sé de renuncias ni de claudicaciones: / jamás me fue posible
vivir en otra casa / que no fuera tu sueño». Como es lógico, la edad va
atemperando estos afanes y en los últimos libros, y más especialmente en los
poemas inéditos, el tiempo empieza a imponer limitaciones: «soy un plano que
muestra / maltrecho y solitario, / el retraso gastado de caminos / que ya se
desvanecen». Como buen profesor que ha sido hasta la reciente jubilación, Morante tiene claro
que dar el relevo a los que vienen detrás forma parte de la vida: «A la luz del
ocaso / ya no quedan tareas perentorias. / El futuro es de otros». Incluso mira
de reojo el vértigo final: «Crece el silencio en mí, / la nada vuelve». Pero afortunadamente
quedan sueños por cumplir: «todo sueño cumplido es prematuro».
Muy agradecido por tu lectura, querido Arturo, y por acercarte a los poemas de "Ahora que es tarde" con nitidez precisa y transparencia. Gracias de corazón.
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