ÁNGELA ÁLVAREZ SÁEZ El hijo culebra InLimbo, Albacete, 2020 |
«Este no es mi cuerpo. La civilización /
llegó hasta su frontera y plantó una bandera / de trapo».
El hijo culebra
trata el drama de los vientres de alquiler desde todas las perspectivas
posibles. Es un caleidoscopio emocional, compuesto sobre todo de poemas y de
prosas poéticas, pero que no prescinde de otros tipos de texto, como el diario
o el contrato legal. Ángela Álvarez Sáez (Madrid, 1981) es licenciada en
Derecho y ha querido añadir ese guiño social para potenciar una atmósfera que
mezcla en segundo plano la psicología con la injusticia, pero que da todo el
protagonismo a lo que sienten la madre alquilada, la frustrada por no poder
tener un hijo natural, el propio hijo. Los demás personajes son sombras y se
les menciona como símbolos: «papá es fuerte. La sombra de papá / se va con el
olor a lejía que limpia / la sangre de mi cuerpo». Tanto en las prosas como en
los versos, el mundo interior se concreta en frases cortas y tajantes que
describen situaciones: «Me da miedo traer un bebé al mundo. Pero es un miedo
claro que atrae. Y en la claridad veo mi rostro». Aunque cada capítulo está
dedicado a uno de los personajes, la voz que los invoca impone su ritmo, el del
mundo real. Para atemperar la crudeza de las situaciones, la poeta las va impregnando
de imágenes oníricas con las que crea un universo enigmático, teñido de
incertidumbre: «En la espera caen las hojas del almendro con dulzura. Y tu habitación
está preparada como un nido de algodón. Te veo venir de la niebla. Tu rostro se
dibuja cada vez más nítido y escuece». En algunos momentos, en alas del
automatismo, la propia autora asoma con su rostro: «quiero una prosa clara. Quiero
escribir sin machetes. Pero escribo el poema que no buscaba». Como si fueran
fantasmas, el miedo, la espera y sobre todo la culpa, se imponen en los pasajes
más intensos, como en este poema que, como el resto de piezas, llega sin título:
«Por la noche saltan los perros / la cancela. Buscan alimento. / Yo me ofrezco,
pero me rechazan. / Husmean. Babean sobre mi cuerpo. / Bajan al río y vuelven /
con algo que cuidar».
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