Karmelo Iribarren, Un Lugar difícil

KARMELO C. IRIBARREN
Un lugar difícil

Visor, Madrid, 2019, 78pág., 12€
«Qué fue, dirán algunos, / de aquel tipo descreído, huraño / y pesimista».
En realidad, el tipo que nos habla en los poemas de Karmelo C. Iribarren (San Sebastián, 1959), sigue siendo el mismo. Es ese personaje que ya nos resulta familiar y que recorre las calles y observa lo que ocurre a su alrededor como cabeceando mientras somete todo a los rayos X de su ironía. La diferencia es que, en este último libro, «Un lugar difícil», ha abandonado su legendario laconismo. Lo que antes nos servía en cuatro versos, tan despojados que a veces ni verbo llevaban, esta vez lo viste, le pone carne y cierto desarrollo. Tampoco tanto. No son poemas largos (excepto tal vez el último), pero el lector nota esa discreta expansión y a veces también el propio poeta, como si se sintiera extraño. Lo demás, igual: Evolucionan los temas, que han ido evolucionando ya en los libros anteriores. Se acrecienta por ejemplo el mirar hacia la muerte: «Ahora / vivir ya es aprender / a despedirse (…) Ahora / -como cuando se acaban / los domingos-, / todo parece estar a punto de irse, / querer representar / su último acto, / dar por terminada / la función». Los personajes que retrata, y que siempre están a punto de desaparecer de escena, tienen un poco más de papel: El mendigo es filósofo: «Luego se levanta y se pierde / entre las calles, sin prisa, a su ritmo, / en dirección contraria al mundo». Los viejos «cada vez van más deprisa (…) algunos hasta cruzan los semáforos en rojo». Elementos metafísicos, como la felicidad, el aburrimiento, la vida, se convierten en interlocutores pasajeros, como ya lo eran la lluvia, el viento, el paso de las estaciones. Y luego está el mar, que ha ido adquiriendo protagonismo hasta estallar en poemas como «Mi mar» o «Monte Urgull, marea viva». Finalmente, están esos poemas íntimos, como «Un domingo de abril por la mañana» o «Un gesto» que, con su sencillez y su agudeza, nos sirven la emoción en la bandeja de lo cotidiano: «Es un gesto / que ha adquirido estos últimos meses / y al que prefiere no dar / mucha importancia. // Pero sabe que la tiene».

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