ITZIAR MÍNGUEZ Idea intuitiva de un cuerpo geométrico La única puerta a la izquierda, Sestao, 2018 |
«Ven. // Quiero estar sola / y necesito un testigo».
La
«Invitación» es de Itziar Mínguez (Barakaldo, 1972), en su libro Idea intuitiva de un cuerpo geométrico. Un
poema tan breve como el recién citado es el paradigma de buena parte de la
poesía de Mínguez, que viene de hacer guiones para Euskal Televista y tiene esa
facilidad para condensar en una frase, casi un eslogan, sensaciones cotidianas.
Poesía interpelativa, en la que muchas veces, a modo de juego, invita al lector
a participar de la escena, como hizo en su día Baudelaire en aquel «mon semblable,
mon frère», que luego parodió Gil de Biedma. Engaña el tono jocoso,
superficial, que enmascara un dramatismo tal vez real, pero demasiado grande
para tomárselo en serio: «Se oye el ruido del mundo, / haciéndose añicos ahí
fuera». Mínguez traslada de las artes visuales algunos elementos seguramente
inconscientes, como el toque Lubitsch
que nos explica lo sucedido sin mostrárnoslo expresamente en «Reciprocidad»: «Hacemos
la cama / para deshacerla / cinco minutos después. // Sabemos / que no es un trabajo
/ en vano». En la mayor parte de los casos, los poemas son muy breves y se
apoyan en frases contundentes que están entre el anuncio publicitario, el
aforismo y la grueguería: «No estoy solo. / Soy impar» o «morir es / dejar los
párpados en manos de otro». Los temas del amor, la soledad y la muerte se
intercalan con el sentimiento de trascendencia. Ya no es solo estar, es preguntarse
«qué vistas habrá de hoy en un siglo / que no puedan ver los ojos futuros / en
la piel de mi universo». O incluso, más allá del aire festivo, de ironía
constante, la necesidad expresa de que la poesía tenga una utilidad directa,
mueva a la acción, reflejada en el poema que empieza diciendo «Ni uno solo de
sus versos / había logrado cambiar nada en el mundo» y que concluye más adelante
en los finales «Descubrió que las palabras no saben por qué están aquí, /
desconocen su destino tanto como los hombres / que las crearon para explicarse
a sí mismos. // Cualquiera puede ser poeta -pensó- pero no detener al hombre
ante un semáforo».
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