BASILIO SÁNCHEZ Esperando las noticias del agua Pre-Textos, Valencia, 2018, 66 pág. 12€ |
«¿Cómo reconocer, / inmersos en el tráfago / de
nuestras percepciones, / los pequeños instantes que nos salvan, / los
acontecimientos / que nos vuelven distintos para siempre?».
Explica Basilio
Sánchez que su libro «es un poema único compuesto por 48 fragmentos que, de
forma alegórica y utilizando como hilo narrativo el amor entre dos jóvenes,
reflexiona sobre la entereza y la perseverancia como únicas maneras de
sobrevivir al extravío ético de nuestras sociedades». El extremeño Sánchez (Cáceres,
1958) está en su derecho de indicarnos la lectura que él prefiere. Sin embargo,
su lectura respeta la nuestra, porque llega al final. Habíamos observado que
los poemas van numerados sin título y que tienen un trasfondo moral, pero la
historia de amor se disuelve en una evanescencia legendaria: «no nos
reconocimos en la noche, / dice él, / hasta que intercambiamos / nuestras
lámparas / y nos iluminamos cada uno / con el fuego del otro». Todo ocurre
cerca y a la vez envuelto en bruma, una bruma que sirve para difuminar lo
prescindible y para ayudarnos a poner el foco en lo que importa: «la fragancia
que desprenden las cosas / que están cerca, / los aromas / con los que la
existencia condimenta / el inmenso regalo de la vida». Esperando las noticias del agua es uno de esos poemarios que corren
por delante de los ojos como un río y que a su paso siembran. Las imágenes se
van configurando poco a poco, cuando dejamos de mirar. «Desde lo más profundo /
a lo más alto / todo obedece a un orden / que ignoramos, / participa de una
vida secreta / que, aunque no nos excluye, / solo en sí misma encuentra su
argumento, / su justificación». Si es un libro moral, como pretende Sánchez, y
como ya íbamos intuyendo, lo es de una manera sutil, alejándonos de la ciudad
hacia la naturaleza, asentándonos en el presente desde la aceptación de lo que fuimos:
«Todo lo que nos une, / dice ella, / nos concilia también con el pasado». En el
libro pisamos mariposas muertas, las sombras son rebaños, «un pájaro se eleva
solitario / como si fuese la cometa / que se escapa de las manos de un niño».
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