La galla ciencia 6

LA GALLA CIENCIA, 6
Varios autores
Murcia, 2016
Cada vez que se presenta una revista poética, se reaviva la pregunta de para qué sirven las revistas poéticas.
Una pregunta inútil que nos remite a otras y que desemboca en la eterna de para qué sirve la poesía, como si los otros géneros hubieran demostrado fehacientemente su utilidad. Preguntas que formulan los encadenados por una sociedad pragmática, los que nunca entenderán que los mejores gozos son los que no se razonan, se viven. Es evidente que, si están ahí revistas y poemas, es porque sirven; de lo contrario no existirían. El ruido mediático acalla las respuestas argumentadas de quiénes han sabido responder, como Luis García Montero. Pero esta disquisición es retórica. Quien emprende el proyecto de una revista literaria, o de una revista poética como es el caso, no deja que las preguntas lo retarden ni lo retengan. Como todas sus hermanas, la murciana La galla ciencia no es hija del cálculo sino del entusiasmo, de la pura pasión. En febrero de 2014 apareció su primer número y acaba de asomar el sexto. A sus artífices les ronda la afirmación de Juan Ramón Jiménez de que es incomprensible que una revista literaria dure más de cinco años. En los tiempos de JRJ, una revista poética era un negocio ruinoso y ahora también. Por eso los de La galla ciencia proyectan cada nueva entrega como si fuera la última, y aseguran que se quedan vacíos en todos los sentidos. Lo mejor es que han ido conformando un equipo, que sigue abierto según Noelia Illán, y comparten los sinsabores, los preparativos y también las satisfacciones. Joaquín Baños, Samuel Jara, Daniel J. Rodríguez, la diseñadora Vanessa Castaño y la propia Noelia se han volcado en el sexto número, que dedican por segunda vez a Virgilio, y en el que rinden homenaje a una revista que otro grupo de entusiastas, en este caso asturianos, capitaneados por José Luis Piquero, sacó a la luz hace veinticinco años. Ahí están buena parte de los colaboradores de entonces, que eran promesas en aquel tiempo y hoy son poetas cuajados. Junto a ellos, nuevas promesas, y el inédito de una voz legendaria, la de Víctor Botas (1945-1994). Más allá de la muerte, sigue pletórico.


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