Homenaje debido
Dionisia García
Renacimiento, Sevilla, 2014
Es conocido el dicho de “por sus
obras los conoceréis”, pero, tratándose de escritores, cabe permitirse una
modificación: “por sus lecturas conoceréis el porqué de sus obras”. Como parte
del ejercicio de descubrimiento de lo que ha sido su vida y su obra, Dionisia
García (Fuente Álamo, Albacete), aborda en Homenaje
debido, el perfil de ocho autores que la han marcado.
Pero no solo por sus obras, también por lo que han significado en su propia biografía. En otros tantos ensayos, García se acerca a Horacio, Antonio Machado, André Maurois, Ana Ajmátova, Edith Stein, Lampedusa y María Zambrano. También a un personaje que, en palabras de María Zambrano, recogidas por la autora, “más que existir estaba”: la Dulcinea del Toboso a la que dedicó sus empresas Don Quijote, y también, a algunos otros perfiles femeninos de la novela de Cervantes. Como no podía ser menos, leyendo Homenaje debido, aprendemos detalles que desconocíamos de cada uno de los homenajeados y se nos renuevan las ganas de leerlos o de releerlos; pero, además, conocemos un poco mejor a Dionisia García, que se retrata retratándolos. Si uno se asoma a los versos elegidos de los poetas, unos pocos espigados de obras vastísimas, comprendemos enseguida que conectan con las preocupaciones y las emociones de la ensayista, que está inmersa en la estimulante tarea de desvelarse para los demás, pero también para sí misma.
Pero no solo por sus obras, también por lo que han significado en su propia biografía. En otros tantos ensayos, García se acerca a Horacio, Antonio Machado, André Maurois, Ana Ajmátova, Edith Stein, Lampedusa y María Zambrano. También a un personaje que, en palabras de María Zambrano, recogidas por la autora, “más que existir estaba”: la Dulcinea del Toboso a la que dedicó sus empresas Don Quijote, y también, a algunos otros perfiles femeninos de la novela de Cervantes. Como no podía ser menos, leyendo Homenaje debido, aprendemos detalles que desconocíamos de cada uno de los homenajeados y se nos renuevan las ganas de leerlos o de releerlos; pero, además, conocemos un poco mejor a Dionisia García, que se retrata retratándolos. Si uno se asoma a los versos elegidos de los poetas, unos pocos espigados de obras vastísimas, comprendemos enseguida que conectan con las preocupaciones y las emociones de la ensayista, que está inmersa en la estimulante tarea de desvelarse para los demás, pero también para sí misma.
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