ANTONIO MANILLA: Broza. Ed. Pre-Textos, Valencia, 2013
“Todo comienza con un estallido,
/ una explosión fundacional del éter”… Así rompe el poema Big bang, que se
refiere precisamente a eso, al gran estallido, y que a mí me recuerda a la
Novena de Beethoven, que empieza desde el caos para ir tomando forma hasta
alcanzar la belleza máxima, si es que ese ir tomando forma no era también
belleza.
Poner orden al caos, la función del ser humano, según lo proclama el poeta en otra pieza: “Mas, sin quererlo damos, cierto orden / al caos: nos hemos convertido / en mucho más que hombres: / en la razón de ser del laberinto”. En este libro de Antonio Manilla (León, 1967) está lo grande, lo inmenso, lo que nos supera, pero está también lo pequeño, ese mismo universo temblando en la noche solo para la contemplación, como un tesoro, “igual que unas monedas en las manos de un niño.” Y también nos supera. Broza es un elegante repaso a las cosas grandes y pequeñas que nos superan y nos conforman, porque “la mayoría de las cosas pasan / sin más sentido que el de ser tan solo”. Un libro estoico y sabio que nos marea contemplando correr el agua del río y sabe comparar nuestra pequeñez con la de la efémera, esa mariposa que vive apenas unas horas. Un libro que contiene poemas como Tesoro, Animal divino, Vértigo o Plegaria nocturna. Poemas que me gustaría haber escrito y disfruto leyendo: “Quizá ya sé que soy: / lo que abandono.”
Poner orden al caos, la función del ser humano, según lo proclama el poeta en otra pieza: “Mas, sin quererlo damos, cierto orden / al caos: nos hemos convertido / en mucho más que hombres: / en la razón de ser del laberinto”. En este libro de Antonio Manilla (León, 1967) está lo grande, lo inmenso, lo que nos supera, pero está también lo pequeño, ese mismo universo temblando en la noche solo para la contemplación, como un tesoro, “igual que unas monedas en las manos de un niño.” Y también nos supera. Broza es un elegante repaso a las cosas grandes y pequeñas que nos superan y nos conforman, porque “la mayoría de las cosas pasan / sin más sentido que el de ser tan solo”. Un libro estoico y sabio que nos marea contemplando correr el agua del río y sabe comparar nuestra pequeñez con la de la efémera, esa mariposa que vive apenas unas horas. Un libro que contiene poemas como Tesoro, Animal divino, Vértigo o Plegaria nocturna. Poemas que me gustaría haber escrito y disfruto leyendo: “Quizá ya sé que soy: / lo que abandono.”
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