Leyendo el libro de Irazoki he
recordado una reflexión extraordinaria de Umbral sobre Lorca. Decía que el
libro más surrealista de Lorca es el Romancero
Gitano porque es el que contiene imágenes más parecidas a la plástica de
los sueños, en los que unos objetos evocan a otros y se transforman en otros.
El surrealismo de Irazoki en Retrato de
un hilo pertenece a esa especie de surrealismo puro, donde una mujer va con
su hijo de la mano y ambos van transformándose a lo largo del poema hasta ser
otras cosas, según se miran o se cruzan con otras personas en su camino.
Me ha impresionado este poema, Nublo, que es en realidad una alegoría de la maternidad. La realidad proteica no brota tanto de los personajes, como del escritor, que al mismo tiempo es el lector. Todos soñando juntos.
Me ha impresionado este poema, Nublo, que es en realidad una alegoría de la maternidad. La realidad proteica no brota tanto de los personajes, como del escritor, que al mismo tiempo es el lector. Todos soñando juntos.
El hilo del poema que da nombre
al libro es el Ganges, el río que nos purifica y nos cambia. El río de la
multitud, el río de los vagabundos, de los seres sin rostro. Cada día nos
cruzamos con ellos, pero no son para nosotros individuos, sino un paisaje. La
multitud cruza a pie, caminando, silenciosa, los poemas de Irazoki. Deja huella
en la mirada y es como un virus silencioso que va adueñándose de nosotros,
creciendo en nuestro interior. Eso ocurre en los poemas de este libro, que es
un libro, por lo que veo, de escritura anterior a Los hombres intermitentes, aunque se haya publicado después. En los
hombres… el mismo título nos avisaba
de que atravesábamos poemas donde faltaban cosas, como suele suceder también en
los sueños, lo que es una constante en Irazoki.
Destacan los poemas citados,
pero también Oración negra y Ofrenda y Las estepas. Desde las páginas de Retrato de un hilo, nos atraviesa un viento frío que viene de los
sueños pero nos cambia la vigilia, como en Gregal
íntimo: “En el metro, en el mercado, / en los pasillos de los hospitales, /
veo que pasa delante de mí, / sin repetirse, / una cadena de hombres.// Se
descuelgan de mi mente, / no me miran, se alejan, / y sus ausencias son las
estrías y arrugas / de mi rostro.”
Francisco
Javier Irazoki: Retrato de un hilo. Ed. Hiperión, Madrid, 2013.
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