José Luis Parra (1944-2012) era consciente de que estaba creando
personajes. A menudo, nuestro afán clasificador nos confunde, nos hace creer
que la poesía y la novela son tan distintas que con la poesía no pueden
construirse personajes. Pero la madre de Parra ha ido configurándose en los
poemas que su hijo ha ido dedicándole en cada uno de sus libros, con base en el
eterno Meditación en un aniversario.
Sin conocerla, hemos interiorizado detalles de su rutina más íntimos que los
que controlamos de la mayoría de las personas a las que frecuentamos. Ahora
sabemos que durante la Guerra Civil, María desafió los bombardeos
nocturnos subida en la azotea de la casa y que, paradójicamente, en sus últimos
años, sentía pánico de las tormentas (Medrosa
edad).
Parra era consciente de que estaba creando personajes. No era su
objetivo primordial, porque el poeta, incluso un virtuoso como él, trabaja con
materiales que no ha elegido, que le son dados, y bastante tiene con darles una
forma capaz de vencer el tiempo. Pero él batalló en poemas como Metamorfosis, de Los dones suficientes, para introducirse a sí mismo en el escenario
de sus versos, ya no como la voz que los sostiene, sino como el personaje que
los interpreta, en aquel caso el oficinista llamado Parra, Parra, Parra, Parra. Y este proceso ha ido acentuándose
conforme depuraba el oficio, después de haberse manifestado tardíamente con la
publicación de Un hacha para el hielo
(1997).
Casi desde entonces, el personaje más importante de la trama, el que
sostiene la atmósfera común de los poemas, es la casa donde vivían los Parra:
“Todavía esta casa es más tuya que el nicho. / Todavía esta casa es más tuya
que nuestra”. A la manera de la Casa
Usher de Edgar Allan Poe o la Casa
tomada de Cortázar, ese piso valenciano de Quart de Poblet va cuajando en
los libros sucesivos hasta convertirse en una especie de opresiva maldición
llena de fantasmas donde los inquilinos van desvaneciéndose hasta desaparecer:
“Somos restos / sólo sobras inútiles, manchas en el mantel / de un soñado
convite que nunca sucedió”. El libro póstumo que ahora comentamos, Inclinándome, es el colofón de ese
proceso: “Qué solos se quedan los vivos / cuando empiezan a marcharse de la
casa los muertos”.
Incapaz de escapar, el poeta se aferra incluso a una inminencia
improbable, como en Ladridos en la puerta,
donde se siente un perro dispuesto a saludar con ladridos al primero que llame.
Solo el conjuro de la literatura es capaz de redimirle del asedio terrible de
su entorno, sobre todo en las noches de desvelo: “y en la serena oscuridad, en
su fresco reposo, / el milagro del ritmo acude imprevisible/ y derrama su fiel
misericordia”. Por el día, el alivio llega con la luz consoladora que entra por
la ventana y que deja pasar también recuerdos más o menos remotos, a veces muy
cinematográficos, como en el aro infantil que acaba fundiéndose con la luna, o
como los pasos de alguien que baja las escaleras de dos en dos y que el poeta
interpreta que acabarán desembocando con los años en su actual y nada envidiable
estado. A veces los recuerdos llevan aún más atrás, como en el haiku: “Croan
las ranas. / No se acaba la infancia / cerca del río”.
Sería injusto limitar la obra de José Luis Parra a esta parcela de
personajes, que solo es uno más de los caminos por los que nos lleva a la
emoción en el carruaje de sus versos. Pero en unos pocos libros se ha hecho
inabarcable, una generación de un solo miembro, y, como pasa con las
generaciones, hay que parcelarlo para empezar a digerirlo. El quince de
octubre, sin darnos tiempo a rendirle un homenaje, José Luis Parra cerró para
siempre la puerta de su casa. Ya había dejado anunciado cómo lo haría: “Salir
como una sombra, / salir, pero inclinándome, / salir sin titubeos de la
escena”. Ahora, querido José Luis, como tú mismo dijiste de tu madre: “Ya
formas parte del enigma”.
José Luis Parra: Inclinándome. Ed. Pre-Textos, 2012
(Álvaro GArcía leerá sus poemas en la Facultad de Humanidades de Albacete, el próximo
jueves 8 de noviembre a las 20 horas, dentro del ciclo 5 Poetas en Otoño).
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