Lo segundo que sorprende de Roger Wolfe (Westerham, Kent, 1962) es
que hable tan bien castellano, sin asomo de acento. Eso, una vez que has
asimilado que te saque tres cabezas de altura. Ya sé que ha vivido desde muy
niño en España y que Luis Alberto de Cuenca ha dicho de él que es un estilista
en el manejo del castellano, con lo que ha recalcado lo que ya habíamos
comprobado al leer su prosa y su poesía. Pero es que Roger tiene tal pinta de
guiri que, incluso después de varios minutos de conversación, esperas que las
tes o las erres le traicionen, aunque sea ligeramente. Nada. Luego viene la
tercera sorpresa: que en el hotel se identifica con el pasaporte en lugar de con
el carné de identidad. Porque resulta que Roger Wolfe es ciudadano británico.
Es un poeta británico que escribe en castellano.
En Albacete leyó con firmeza, espaciando, casi mascullando los versos
con una voz de timbres juveniles a la que los ecos de la sala añadían un toque
siniestro. Unas veces aferrado al atril y otras con las dos manos embutidas en
los bolsillos, fue abriéndonos su libro inédito, que ha perdido el título inicial
mientras iba dando tumbos a la espera de una publicación que aún no llega. “La
gente se cree que porque has publicado en buenas editoriales y tienes cierto
nombre ya puedes publicar donde te dé la gana. Qué equivocados están”. Esto lo
comentaría después. Durante la lectura, se guareció tras la atmósfera que había
preparado con ademanes precisos y diligentes: la sala en penumbra y los versos
llanos, como tomados de una conversación trivial, que iban llenando el espacio
de hoteles y recuerdos y reflexiones: “Hago poesía de ideas; todos mis poemas,
hasta el más banal, pretenden decir algo”.
En los últimos libros ha recuperado el tono introspectivo con el que
se dio a conocer en los años noventa. Entonces su poesía estaba trufada de noches
turbias, de bares y literatura, de despertares abruptos, de caídas en picado
hacia el abismo que tanto nos remitían a Bukowski y a rockeros y a películas
americanas. Entonces Wolfe se atrevió a decir en verso cosas que nosotros balbuceábamos
en privado y celebrábamos con envidia en sus poemas. “Como material literario tomo
todo lo que me rodea, no sé distinguir entre la poesía, el cine, la música; lo
que fui sabiendo mientras fui creciendo lo incorporaba a la escritura de una
forma orgánica”.
En cualquier caso, aunque el enfoque sea el mismo, el personaje ya no
es el mismo. Digamos que Roger Wolfe se ha pasado al yogur con nueces y que su
desorientación vital tiene ahora más de desubicación por los viajes que le
obliga a realizar su trabajo de traductor simultáneo. Sigue sorprendiéndonos
sin embargo el enfoque diferente de lo que todos vemos, de esta España que a él
a veces le sugiere un viaje en el tiempo. Al fin y al cabo Roger vive entre
nosotros, pero tiene la opción de salirse y de mirarnos desde fuera, como han
hecho los hispanistas británicos que nos han aportado una visión inédita de
nuestra idiosincrasia.
Solo que Wolfe no es hispanista, sino poeta y, aparte de británico,
puede desear ser perro en el poema que abre el libro, o puede constatar que no
hay chicas guapas solas, que eso solo pasa en las películas, y sin embargo
regresar al paraíso inguinal a sorber un riachuelo que él mismo ha generado, o saber
que la luna que miró Cernuda ha visto el fin del mundo muchas veces. Puede
verse a sí mismo ya viejo con un sombrero de paja y desenterrar a Hemingway
para que le ayude a quejarse de la ley antitabaco. Luego se encienden las
luces, saca las manos de los bolsillos, recoge sus poemas como hojas secas
caídas sobre la mesa y se sienta a que le preguntemos. Algo ha cambiado. ¿Simplemente
se ha librado de la tensión de leer, se ha desvestido del personaje, o será que
ha dejado atrás cierta flema británica que solo le traiciona cuando lee poemas en
público?
Roger Wolfe: Días Sin Pan
Ed. Renacimiento, 2007; Afuera canta un mirlo; Ed Huacanamo, 2009.
(Álvaro GArcía leerá sus poemas en la Facultad de Humanidades de Albacete, el próximo
jueves 8 de noviembre a las 20 horas, dentro del ciclo 5 Poetas en Otoño).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes expresar tu opinión sobre este artículo