Álvaro García participó en una lectura colectiva de poemas en
Colombia en la que también intervinieron cuatro monjes de alguna religión
oriental. Dice que, cuando les tocó el turno, los monjes subieron al estrado y
entonaron un murmullo gutural continuo y sin letra, y así siguieron haciéndolo
hasta pasarse de los quince minutos que la organización había dispuesto para
cada lectura. Como no daban señales de ir a terminar, pues no se apreciaban
cambios ni altibajos en su salmodia, les instaron a que abandonasen el
escenario, lo que hicieron pacíficamente, sin dejar de entonar su monótono
canto al alejarse. “Pues eso mismo es lo que intento hacer yo con mis poemas”,
explicó García en Albacete, “solo que con letra, claro”. Un canto continuo como
el del agua de un río, donde puedan enredarse y ser arrastrados todos los
estados de ánimo y todas las vivencias.
Un proyecto de escritura que ha puesto en práctica en sus últimos
tres libros. Empezó con Caída, en el
que dividía el canto en seis largos fragmentos. Insistió luego con El río de agua, un título escogido para
reivindicar las obviedades, que demasiadas veces desestimamos. “Y además porque
es verdad que el río es de agua, aunque cada vez menos, debido a la
contaminación de nuestros cauces”. Por fin, con Canción en blanco, otro poema río que transcurre en una habitación
de hotel, consiguió el premio Loewe de poesía en su última edición. Lo que dice
este poema de amor y más cosas no es exactamente lo que pasó en el hotel, sino
que lo que ocurrió “por fortuna, fue mejor” puntualiza: el hotel es un
decorado, como el del teatro o de los cines, que sirve para estructurar el
discurrir de los versos.
Álvaro García está acostumbrado a reivindicarse desde que se dio a
conocer a los 23 años, al ganar el premio Hiperión con un libro titulado La noche junto al álbum. Entonces no
escribía aún poemas río, pero tenía una manera particular de concebir la
escritura poética. Dice que siempre intenta que sus poemas sean imprevisibles,
que no sigan un curso lógico. Introduce rupturas, cambios de orientación, más
al estilo de los poetas norteamericanos actuales que lo que se escribe por
estos pagos. “Podría haber escrito poemas de la experiencia y me lo habrían dado todo”, comenta, pensando en el cariño y el reconocimiento, pero no me hubiera sentido satisfecho con lo que hacía. “Eso
hizo que durante muchos años me hicieran el vacío, me tuvieran apartado.”
Se refiere a los tiempos, no tan lejanos, en que la poesía española
estaba dividida en dos grandes escuelas, la poesía de la experiencia y la
poesía del silencio. García distingue entre la vivencia y la experiencia. La
segunda, dice, es la vivencia una vez interpretada y elaborada. Él en concreto
prefiere trabajar con la vivencia, sin entrar en elaboraciones, aunque ese
germen solo es un punto de partida para su escritura. Quizá por esta decisión,
por sus poemas secos, por su rotundidad en el decir, las dos bandas pensaban
que pertenecía a la contraria. Eso interpreta al recordar aquellos tiempos de
lucha en solitario, que hoy quedan muy atrás, después de que el Loewe, un
premio que es más que un premio, le haya traído el ansiado reconocimiento.
Álvaro García ha traducido a Larkin, Auden, Kipling y Atwood, entre
otros autores anglosajones, y disfruta recitando de memoria poemas en inglés.
Durante muchos años publicaba un artículo de prensa al día y sentía esta
obligación como una opresión que le impedía escribir poemas, hasta el punto que
llegó a concebir poemas que luego camuflaba como artículos. Desde hace pocos años vive liberado de aquella obligación
y lucha por rematar una novela que nunca da por terminada y que sin embargo ha
quedado ya finalista en algún premio importante. Cuando lee sus poemas río,
tiene metido en la cabeza el murmullo de aquellos monjes a los que escuchó en
Colombia, aunque el río de versos que resulta no sea tan apacible: “La poesía
se lee con los nervios”, repite citando a Wallace Stevens y acaba con una broma: “Yo todo lo hago con
los nervios”.
(Carlos Marzal leerá sus poemas en la Facultad de Humanidades de
Albacete, el próximo jueves 15 de noviembre a las 20 horas, dentro del ciclo 5
Poetas en Otoño).
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