Tuve que aprovechar un viaje a Valencia para ver esta película de la que hablaba y no paraba mi amigo el poeta Antonio Cabrera. Ya es duro tener que irte fuera de Albacete para ver una de las mejores películas españolas del año, si no la mejor. Pero miré en internet y no estaba programada en ninguna de las salas que funcionan, que ya sabemos cuáles son, y también que se amparan en el monopolio para sacudirnos el cine de estreno más caro de todas las Españas.
¿Y la película? Bien. Hombre, me había hablado con tanto apasionamiento Cabrera que salí de la sala satisfecho, aunque sin entusiasmo.
─¿Qué te ha parecido? ─me preguntó enseguida por e-mail.
Bueno ─le dije, ─ me ha gustado. Pero me pongo del lado de los que opinan que no supera a «También la lluvia». Me recuerda en el clima y en el tratamiento a películas como «La lengua de las mariposas» o «Los girasoles ciegos», por citar dos que me dejaron un sabor de boca similar. A lo mejor es que la posguerra civil encorseta.
─¿Qué dices, qué dices? ─parecía gritar al otro lado del correo electrónico: ─No digo que «Pa negre» sea sublime, ni mucho menos, pero desde luego supera con creces, en todos los aspectos, a esas dos películas prestigiadas y fallidas que citas. Narrativamente es superior, más compleja, con momentos impresionantes como el comienzo. Pero sobre todo las aventaja en el tratamiento de la época. Aquí no hay la menor complacencia con ninguno de los bandos, nada de maniqueísmo, algo que rezumaba en las dos pelis que nombras. También cinematográficamente está por encima, quiero decir, es una película más matizada en sus imágenes, más plástica, más poética en el buen sentido. En cuanto a «También la lluvia», no quiero yo quitarle méritos, que me parece un estupendo trabajo. Pero aparte de su atmósfera documental y de la fácil empatía que consigue de inmediato su tema, no encuentro que los personajes tengan demasiada sustancia; el personaje de Tosar está construido por los pelos; el de Elejalde es más previsible que la madre que lo parió; el del indio es facilón, porque basta con callar mucho, que lo demás ya lo pone nuestra empatía. Es una película de ideas aunque retrate hechos. Diría que lo contrario de «Pa negre». He dicho.
─Caramba, cómo te pones ─contesté. ─Bueno, déjame que le dé unas vueltas, que lo rumie. Que soy lento de entendederas, como bien sabes.
Estaba tentado de sacar del archivo las películas, de las que sólo recordaba sensaciones, para opinar con más elementos de juicio. Pero vi a Cabrera tan apasionado que le lancé un órdago: ─Afirmas que las películas que cito son prestigiadas y fallidas. Hombre, lo de fallidas es una afirmación un poco gratuita. Vale que la interpretación de Cámara en «Los girasoles ciegos» estropea el conjunto. En cambio, «La lengua de las mariposas» me parece muy compacta. ¿Maniquea? Puede. ¿Y «Pa negre»? También. O no hemos visto la misma película tú y yo. Sergi López es un malo malasombra como los hermanos chiripitifláuticos. ¿No es eso maniqueísmo?
Entonces va Cabrera y saca su escalera de color: ─«La lengua de la mariposas», ¿compacta? Fernán Gómez es lo único que se salva. Lo demás es lírica más o menos buenrollista. Y «Los girasoles ciegos», con un guión que se lo ve venir de lejos, no va mucho más allá; se salva el papel del cura-director del colegio y algo de los protagonistas, pero nada más. A la saca del olvido. En cuanto al maniqueísmo de «Pa negre», no lo puedo aceptar, porque no lo veo. Que haya personajes de "hijoputa" y personajes de "buenchico" no importa; lo decisivo es que en conjunto la película afirma que nadie en la historia que cuenta tenía un comportamiento sin mácula. Eso creo que queda bastante claro. En las dos anteriores, uno acaba o cagándose en todos los curas nacionalcatólicos o adorando a los angélicos maestros de la República. A ver si me entiendes.
Le entiendo, claro. Y aunque no se lo reconozco, me alegra que esté liado con otra cosa y tengamos que interrumpir aquí el debate.
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