VERÓNICA HERNÁNDEZ Instantáneo La siesta del lobo, Albacete, 2023 |
«Vuelvo a mirarme / y ya aparece en mí / lo que antes / veía en los demás, el tiempo». En este mundo de grandilocuencias donde muchas veces la humildad es una grandilocuencia impostada, choca encontrar una voz que no pretende ser más que lo que es, que se mueve en la frontera de lo naïf porque es lo que conoce y por eso mismo suena auténtica: «barro la calle / con el recogimiento / de un monje en su oración. / Me busco / en las tareas cotidianas / y soy feliz». Si nos atenemos a las anécdotas biográficas, Verónica Hernández (Puerto del Rosario, 1963) se sentó a estudiar una mañana y la luz de abril entró por la ventana, traspasándola hasta el punto de insuflarle ese estado de ánimo que se requiere para escribir poesía: «regresaría / siempre / a este lugar / donde aclarar / mis sueños». Y así, bajo el paraguas ambiguo del título, Instantáneo, Hernández empezó a formular propósitos: vivir para el recuerdo, bañarse mil veces en el mar, jugar sin plantearse por primera vez si está bien lo que piensa, dice o hace. Y engranó esos propósitos en otros más elementales, como pertenecer a un lugar: «gracias a mi vecina / me siento de un lugar, / el mismo que ella». O, en otro momento: «será por ese instinto / de formar parte / de algo. / De lo que sea». Un mundo siempre expresado en poemas breves, versos estilizados y finales anticlimáticos. Una técnica que, usada con el tacto preciso, acentúa la sencillez sin hacerse notar. El asombro por los pequeños descubrimientos cotidianos es otra de las vetas del libro: desde los efectos que causa la luz, hasta la coincidencia de «pensar en muertos / y sentirlos tan cerca / que, si alargas la mano, / los tocarías». Por supuesto, también descubrir que el tiempo pasa y altera las cosas que parecían permanentes: faltan vecinos con los que coincidía en el mercadillo, falta el bullicio de las fotografías: «A dónde fueron todos / los asistentes, / sus risas, sus poses, / lo que diferencia / ese día / de cualquier otro / de, por ejemplo, este». Es como echar una foto: «enfocas, / y al disparar / ya lo presientes: todo / se convierte en pasado».
Enhorabuena a Verónica por la publicación. Me ha gustado mucho la primera poesía con la que abres tu post. Saludos.
ResponderEliminarPrecioso 😍 artículo. Gracias mil😘😘
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