Ada Salas: Arqueologías

ADA SALAS
Arqueologías
Pre-Textos, Valencia 2022

«La arqueología habla de los siglos como si fueran / tiempo. Como si hubiera en ellos / sucesión. Pero esos huesos eran un instante / ―eran ese instante―».

 Ada Salas (Cáceres, 1965) ya utilizó el arte como soporte para sus indagaciones en su anterior poemario, Descendimiento (2018). Entonces la poeta sintió, viendo una tabla del pintor flamenco Rogier Van der Weyden, que los protagonistas de la escena, el que la pintó y quien la está observando en el Museo del Prado, por mucho que los separen los siglos, comparten sus vidas en el tiempo que dura esa contemplación. Unas ruinas arqueológicas transmiten algo parecido: los huesos de quienes vivieron antes que nosotros nos hablan desde su presente: «No hay tumba más profunda que el propio / corazón. / Oye / lo que te canto / coge / lo que te ofrezco / vuelve a emprender / tu marcha». Salas, cuya poesía procede del silencio de Valente y que intentó sacudirse aquel encasillamiento en su libro Esto no es el silencio (2008), constata ahora sin prejuicios que la lección definitiva la recibimos de lo inerte: «El cuerpo / de una roca / junto al ruido del agua / dice / sólo es puro el silencio». Fiel a su convicción de que escribe para indagar y de que la poesía que más le gusta escribir es la que no entiende, Salas deja fluir sus versos zigzagueantes y encabalgados para que sean ellos los que se manifiesten: «Hay una claridad que viene de dentro». Se recrea en la flauta inexplicable de la naturaleza, canta al molinillo que ha ido pasando de generación en generación por todas las mujeres de la familia, enarbola un trébol como signo de reconciliación y luego deja que sean los pájaros, el pinzón y el picapinos, los que llenen el aire. Aquí la canción funciona más por la música que por el entendimiento y sin embargo hay sobresalto, miedo, descubrimiento, ternura, que desembocan en el poema «Bañista», donde se sumerge en el mar de los pintores. Hay canto y balbuceo, hay un lanzar al vacío las palabras para que vayan por delante exploradoras buscando descubrir y descubrirnos: «El / silencio como un gran / oído / nos escucha».




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