Kirmen Uribe, 17 segundos

KIRMEN URIBE
17 segundos
Traducción de Gerardo Markuleta
Visor, Madrid, 2020
«Un visitante no se detiene más que diecisiete segundos a mirar un cuadro. Diecisiete segundos de media. Nos lo dijo una guía del Metropolitan Museum of Art de Nueva York».

Kirmen Uribe (Ondarroa, 1970) ha tardado diecisiete años en escribir su más reciente colección de poemas, que ha titulado 17 segundos porque dice que estos años de escritura han sido «diecisiete años tan largos como diecisiete segundos». Ha dividido el libro en siete partes que abarcan más tiempo aún. Por ejemplo evoca en el primer capítulo momentos de infancia y, en el segundo, su estancia en la cárcel por negarse a hacer el servicio militar («por la ventana, / esa luna que viste / traje de rayas»). Luego vienen algunos viajes, su vida en Nueva York, reflexiones sobre la poesía, elegías por los que murieron. Al leer estos poemas imagino el viaje que han seguido los versos desde su concepción en euskera hasta desembocar en el castellano en que los puedo entender. Hay un ritmo seco y tajante que probablemente esté en el origen, y que recuerda a la poesía china. Gerardo Markuleta ha sido el traductor. «El eje de la poesía es lo que ignoramos: el misterio en el sentido más antiguo y profundo de la palabra», nos advierte Uribe. Al mismo tiempo, asegura que desde que era adolescente se esfuerza en que sus poemas sean sencillos: «en mi habitación fijé un pos-it con esta frase: “un poema, una metáfora”». A veces combativo, Uribe concibe los poemas como pequeñas historias de las que intenta extraer la emoción con el alambique de los versos. De los miedos de su abuela, concluye: «Qué le pasaría / a la abuela en la guerra. / Nunca nos lo contó. / Ya no lo sabremos». De su madre, que le muestra cada fin de semana una novedad, «suele ser que ha podado las rosas, / o que ha pintado de blanco la caseta del perro. / Para ella, el trabajo de una semana; / para mí, un momento de atención». Las palabras, las expresiones de alguien que no está, algún nombre en euskera, guardan en sus entrañas el misterio que Uribe intenta convertir en diamante con una sutileza que ha de vencer los laberintos idiomáticos.

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