JUAN VICENTE PIQUERAS
Qué hago yo aquí
Renacimiento, Sevilla, 2019
«Morir será aquel golpe con el que las mujeres
/ de mi aldea cerraban su abanico / contra la palma de su mano izquierda. // Y
con él se tocaban el hombro / y decían: Pues nada, / lo que te iba diciendo,
el otro día…».
Juan Vicente Piqueras (Los Duques de Requena, 1960) es un
Ulises sin Ítaca, un viajero incesante por los siete mares que nunca encuentra
acomodo en ningún sitio y que preferiría estar en un lugar distinto, en el
destino imposible al que siempre se encamina sin alcanzarlo nunca: «Aquí es
donde estoy yo. Esté donde esté / yo siempre estoy aquí donde me ves. / (…)
Allí dónde no estamos, llueve sobre la vida / que nunca será nuestra y nos
aguarda». No parece importarle a Piqueras este vagar sin desembocadura porque en
sus manos la escritura es un juego, «y las palabras, manchas / de voz sobre el
papel, / faros de voz en medio del océano». A ratos recuerda a Quevedo, otras
veces a Gómez de la Serna, siempre enredando con las palabras y sus
significados. Escribir y vivir son dos caras del mismo viaje: «Solo soy feliz yéndome
/ (…) Siempre fui extranjero / dentro y fuera de mí. Soy lo que no». Carmen
Camacho ha recogido una selección de los poemas de Piqueras en una de las
antologías rayadas de Renacimiento bajo el título significativo de Qué hago
yo aquí. Ha incluido piezas de una docena de libros, entre ellos el ganador
del premio Loewe en 2011, Atenas: «Atenas ya no existe. En su lugar /
hoy hay otra ciudad que lleva el mismo nombre / pero ya no es la misma». Es un
libro que descubre el vacío que nos contiene igual que las mellas ruinosas de
la Acrópolis contienen el hermoso templo que un día fue: «También nosotros
somos lo que queda / de nosotros, / lo que nos falta, / el hueco que nos cuida».
Al final ha incluido diez poemas que nunca antes han aparecido en un libro. Así
apreciamos que el más diferente y más intenso de los libros de Piqueras, en el
que hurga en sus raíces hasta hacer sangre, es Padre, con poemas escalofriantes
en su sencillez, como «El barbero»: «En los últimos meses, se miraba al espejo
/ y veía a un intruso. Se enfadaba con él».
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