Roger Wolfe, La poesía es un arma apuntando al corazón

ROGER WOLFE
La poesía es un arma apuntando al corazón
Aguilar Penguin Random House, Barcelona, 2019.  120 pág., 12,90 €
«Bueno, así es la vida. // Un día entras esposado / por una puerta y al siguiente / entras por otra / para desposarte: // dos maneras / no tan diferentes / de hacer justicia».
 Roger Wolfe (Westerham, 1962) sorprendió desde muy joven con una poesía pendenciera que rompió con las buenas formas tradicionales de la literatura española y lo visibilizó rápidamente. Nacido en Reino Unido, ha vivido en España desde la más tierna infancia, por lo que domina perfectamente el castellano, pero sigue siendo (o al menos seguía siendo, hasta donde yo sé) ciudadano británico. El conocimiento del inglés le permitió asimilar y españolizar el realismo sucio encarnado por Bukowski (hay otros, pero su conexión principal fue con Bukowski). Hiló sus poemas con frases cortas, rotundas, descriptivas, de pocos verbos, donde aparecían muchos cigarros y latas de cerveza, vomitonas y alguna pistola, en medio del hervidero de la ciudad donde la intimidad se diluía entre los tabiques vecinales. Sus poemas siempre han sido conceptuales, y en su primera época solían girar en torno a una idea generalmente nihilista, tremendista, pesimista. Dado el modo en que se ha expandido la poesía directa entre los jóvenes, estaba tardando ya en aparecer una antología de aquella poesía tan impactante de Wolfe: «La cosa es muy sencilla, en realidad. / coges y agarras / una borrachera de dos días / y al tercero resucitas / de debajo de una pila / de desechos, sudor rancio, / sangre coagulada y heridas sin cicatrizar». Es oportuna, desde el punto de vista comercial, pero no es la primera. Ya hubo otra antología, más amplia incluso y más equilibrada, que por cierto espigó Karmelo Iribarren, que se llamó Días sin pan (Renacimiento, 2007). Sería conveniente que los jóvenes a quienes ahora deslumbre la desinhibición del joven Wolfe echen un vistazo más adelante a libros como Gran esperanza un tiempo (Renacimiento, 2013), ninguno de cuyos poemas figura en la presente antología, quizá porque aquel desasosiego tan ruidoso dejó paso a una poesía también irreverente, pero menos desatada y por lo tanto más efectiva.

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