David López Sandoval, Cuenta atrás

DAVID LÓPEZ SANDOVAL
Cuenta atrás
Hiperión, Madrid, 2018. 72 pág. 10€
«Y solo cuando vuelvas a tu casa / descubrirás que nada se ha perdido, / que si no has encontrado lo que buscas / es porque el viaje te ha cambiado el mundo».
El poemario se llama Cuenta atrás y los poemas vienen enumerados desde el 50 hasta el 0 en orden descendente. Es parte del juego, la metáfora de lo que se agota conforme se va usando, la vida. El cordobés David López Sandoval (1975), afincado en tierras murcianas, revitaliza un muestrario de referentes culturales, desde Homero a Tintín, pasando por Gil de Biedma o Silvia Plath. Sin embargo, el tema central es el viaje sin retorno de la vida, a veces sobre un mapa que nos ha hecho prisioneros de la fuga, a veces por las carreteras secundarias, que al menos zigzaguean para llevarte adonde llevan todas las carreteras: «Señalan el camino que emprenden desde entonces, / el que tarde o temprano todos emprenderemos / y que nos lleva a la segunda muerte: / la muerte de los muertos que acaban olvidándose». A pesar de que el punto de fuga es la muerte, Cuenta atrás no es un libro trágico ni triste, sino juguetón, busca sacarles todo el jugo a las oportunidades: «Para honrar el instante / debo aplazar la vuelta», se propone deleitarse en los detalles: «Y de pronto sucede: un carricero / aparece y se posa sobre el agua. / Y  las ondas se expanden suavemente. / Y vibra la mañana en un susurro. / Y aquí tienen, señoras y señores, el poema». Es un libro además de sonetos, bien entreverados con poemas de versos blancos. Se aprecia un afán, meritorio, aunque no siempre exitoso, por normalizar el soneto, por actualizarlo, porque fluya en el coloquialismo del siglo XXI. Cuenta atrás es un libro de viajes en el que la mayoría empiezan con el alba y terminan al anochecer: «Aunque esta noche ruede la piedra cuesta abajo / como todas las noches de tu vida hasta ahora…». A veces el autor se deja llevar por el juego de la ficción y apuesta por cargar la suerte:  «Como el dios de la mugre y los gusanos, / el dios del holocausto y de la ruina, / atrévete a quemar toda tu obra». Es el final del libro, el poema Cero, otro soneto.

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