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CHARLES REZNIKOFF Junto al pozo del vivir y el ver Prólogo y traducción Jordi Doce Kriller71, Barcelona, 2023 |
«Y metimos la cabeza / en la fresca quietud / como patos en una corriente».
Avalado por
el traductor Jordi Doce y por la inquieta editorial barcelonesa Killer71 nos
llega este libro de Charles Reznikoff (Nueva York, 1894-1976), un escritor que
pasó bajo el radar incluso en su propio país. Y eso que escribía de forma
compulsiva, como puede apreciarse en las tres partes que componen el libro, que
crean la impresión de que todo lo que vivía lo regurgitaba en forma de
literatura. El primer apartado consta de una sucesión de escenas del discurrir cotidiano,
que el poeta reproduce con aparente objetividad y no obstante subraya con un
toque epigramático que es el que aporta el chispazo lírico: «Al pie de la
estatua, las flores de la corona / se han marchitado: / el tiempo ha escrito su
epílogo / a la inscripción
». También, «mi abuela, en su vejez, / vendía sémola y
cebada en un puesto / del mercado. Ella no medía el cereal / con más cuidado /
del que yo pongo en medir minutos». La sencillez
y variedad de las estampas les imprime dinamismo. La segunda parte consta de poemas
algo más largos, historias con las que el poeta va hilvanando el puzle de su
vida. A pesar de este cariz de épica autobiográfica, cada fragmento acoge una
escena completa con la intensidad, la sorpresa y el final característico. Abundan
alusiones a la pobreza y cierta autocompasión. El poeta nos habla desde la
perspectiva de un judío que se siente discriminado y maltratado en la Nueva
York del siglo XX. No deja de rechinarnos ahora que vemos lo que estamos viendo
en Gaza, pero este hombre se debatió en otro tiempo y en otro país. Fue
impaciente, se autopublicó, no consiguió el reconocimiento que anhelaba, y que sin
duda merecía, y sin embargo influyó en el movimiento objetivista, en gente como
William Carlos Williams, por ejemplo. La tercera parte del libro es más teórica
y bastante menos fluida. En ella desgrana su batalla editorial, su metodología,
y se reivindica contra el simbolismo imperante, el que propugnaba que «sugerir era crear / y nombrar era destruir».
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