Angélica Liddell: Los barcos hundidos que te visitan

ANGÉLICA LIDDELL
Los barcos hundidos que te visitan
La uña rota, Segovia, 2023

«Nada nos hace más visibles que la muerte. / Si pasamos desapercibidos es a causa de la vida».

Angélica Liddell (Figueres, 1966) es conocida sobre todo como dramaturga. En 2012 obtuvo el Premio Nacional de Literatura Dramática por La casa de la fuerza y en 2013 el León de Plata en la Bienal de Venecia «por su capacidad de transformar su poesía en un texto que agita el mundo». No obstante, sabemos que el teatro y la poesía son géneros cercanos, pero funcionan en códigos diferentes. Los barcos hundidos que te visitan es una colección de textos breves y rotundos. Comparten una atmósfera de novela policiaca. En la contraportada una frase entrecomillada que atribuimos instintivamente a la autora marca el camino: «durante dos años solo he tenido valor para leer historias macabras». Así, los textos, que son como descargas eléctricas concebidas para darle un corrientazo al lector, en no pocos casos hablan de crímenes: «No se escucharon ni ruidos ni voces / mientras fue apuñalada. / Y la calle se enteró / como se enteran las putas». Desde Poe, crear un efecto para emocionar al lector es uno de los componentes elementales del poema. Liddell a veces sobreactúa, pero lo hace a sabiendas de que el efecto sigue funcionando. Sobre todo, cuando los brochazos dejan entrever la vida: «Hallan dos manos de mujer en una playa / la tarde de un martes. / Se confirma que las dos manos halladas / me pertenecen». El libro está lleno de esos hallazgos que rozan la frontera del efectismo, pero también contiene muchos momentos líricos: «Tendremos que elegir a donde mirar / cuando ya no queramos mirarnos. / Tú y yo». También serenamente cómicos: «Robé los tuyos. / Los chupé. / Se llama / domar zapatos». Cotidianos: «Se puede morir de lluvia, / mirando por la ventana». Hay más variedad de la que parece a simple vista, y también un número razonable de fragmentos prescindibles en un conjunto tan numeroso. A menudo están cerca del aforismo, pero son más fuertes porque impactan en el ánimo antes que en el entendimiento: «Nuestra fuerza se mide / por las veces que nos desnudamos al día».

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