Fermín Herrero: Estancia de la plenitud

FERMÍN HERRERO
Estancia de la plenitud
Pre-Textos, Valencia, 2023

«Con los años, / no mengua la alegría, se hace / más y más solitaria».

Vuelve Fermín Herrero (Ausejo de la Sierra, 1963) dos años después de En la tierra desolada (Hiperión, 2021). Y a pesar del breve tiempo transcurrido, se le nota un cambio en los matices, se le siente más celebrador. No abandona, eso nunca, el tono comedido: «los días más felices de mi vida / salvo porque lo sé, porque lo pienso». También mantiene firmes sus constantes, sus poemas sin título, sus encabalgamientos abruptos como los parajes que recorre, los razonamientos que se entrecortan como si no quisiesen precisar lo que buscan decir. La ruralidad, más visible en otros libros, se abriga aquí, aún más, con el silencio. Muchos poetas mencionan el silencio; en pocos tiene el silencio tanta densidad como en Fermín Herrero. En su poesía el silencio es como la oscuridad que absorbe la luz y lo contiene todo: «tengo / el olor de la fruta en las manos, / una mujer encinta, el aire / de aquel bosque, la caracola / del pastor, un manojo de rosas, / el abedul que se retuerce / sobre el acantilado, tus labios / en los míos. Lo tengo junto / como el silencio tiene el mar / de tanto oírlo». Para escribir, pero sobre todo para vivir lo que escribe, Herrero se conmina a salir: «el mundo es bello, y sus demonios, / estate alerta y sal a resolverte, / aunque no veas el camino, sal. / La aceptación es todo, el otro, / lo otro». Y se obedece y sale y camina y se sienta en su sillar de piedra donde el silencio se ocupa de su soledad. Allí, «con el viento / que sacude la higuera viene / lo primordial: es el olvido, un olvido / que desordena el tiempo». A pesar de su entrega, es consciente de que su discreto discurrir altera lo que está viendo: «Mira que he desgastado estos parajes / y cuánto, mira que, al intentar / fijarlos una y otra vez, les he quitado / latido, vida. Mira que, al pasarlos / al papel, he dañado su raigambre». Pero su estado unánime es de aceptación, de gratitud, de escucha: «Desde mi pequeñez, repartirme, / abriendo el pan en un silencio / largo, como es razón».

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