Antonio Pérez Roldán: Que respondan los pájaros

ANTONIO PÉREZ ROLDÁN
Qué respondan los pájaros
Corona del Sur, Málaga, 2021

«Y es así como avanzas, / siempre regresando».
Que respondan los pájaros es el décimo poemario exento de Antonio Perez Roldán (Nueva Carteya, 1945). Consta de sesentaiocho poemas divididos en tres partes. Los de la primera se centran sobre todo en la escritura como proceso y como viaje hacia lo desconocido: «naturalmente, hablas / de lo que no conoces; entras / aventuradamente en busca  / del hallazgo, abierto al súbito / destello, a la insólita música / o verdad nunca oída». Aunque la escritura como asunto central puede cansar en ciertos momentos, alivia ya en algunas piezas el pájaro como modelo a seguir («si algún día te diera por imitar, / imita al pájaro, que solo / canta por necesidad, hambre o amor»). Algunos poemas de la segunda parte inciden en que el poema ha de nacer de la necesidad. Incluso cuando parece que la música nace desde dentro: «Te sorprendes cantando. / De repente, en la tarde, / ―ignoras desde dónde― / te brota una canción. // Alguien que no conoces / necesita cantar / y ha elegido tu voz». Para certificar ese destino de cantor involuntario, el poeta necesita ir soltando el lastre de adjetivos y adornos que ha ido acumulando por el mero hecho de vivir, para de este modo seguir nombrando «la vida sin rodeos, // con la lengua esencial, / a cuerpo limpio». En la tercera y última parte del libro, Antonio Pérez se encomienda a la naturaleza para orientarse, para saber el lugar que ocupa en la trama. Esa es su nueva fe. Atender al simple vuelo de una hoja le hace sentir más orgulloso que la enumeración de los libros leídos de la que se enorgullecía Borges, el plato sobre la mesa es un gozoso festival de colores, la claridad es un regalo al que conviene dejar que le canten los pájaros. Porque el verdadero don es agradecer, ir viviendo sin lucha, dejar «que el tiempo pase / sobre ti / como sobre un arbusto». Quizás ese abandono nos suene a ya leído, pero importa el modo de cantarlo y Antonio Pérez Roldán lo canta muy bien: «y lo último, y peor, / que podría sucederte, / sigue sin suceder / pues que lo cuentas».


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