Antonio Colinas, Obra poética completa











ANTONIO COLINAS
Obra poética completa
Siruela, Madrid, 2016

Oportuna la edición de esta obra poética completa de Antonio Colinas (La Bañeza, León, 1946), el flamante Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Pone a disposición de los lectores los dieciséis poemarios cerrados por el autor que rescata y amplía para la ocasión La viña salvaje y El laberinto invisible.
Encabeza la edición de Siruela una reproducción de la Simonetta Vespucci de Botticelli, en un guiño evidente a la inclinación del leonés por el culturalismo y su simpatía por Italia. El propio Colinas aclara en el prólogo que el tema central de su poesía es el diálogo entre sus raíces leonesas y el espíritu mediterráneo. Añade que la poesía no se escribe para retratar la realidad sino para metaforsearla. Desde el primer poema de Junto al lago, libro fechado en 1967, es patente su destreza para describir paisajes y atmósferas con un lenguaje minucioso y colorido que va construyendo una fronda con la que envuelve al lector. Pero esa envoltura ha ido cambiando, como es lógico, a lo largo de su trayectoria. En esos primeros libros la descripción sensorial es abrumadora, con calculadas audacias y toques modernistas: «un escorzo de cisne en la azulada bruma». Tal vez porque fueron los libros en que lo conocí, yo lo prefiero desde Sepulcro en Tarquinia y Astrolabio, que por cierto compré en la misma Librería Popular donde adquiero este último. Ahí el paisaje deja de ser simbólico, asoma la realidad «entre las labores necesarias y el destino iracundo», queda visible la anécdota que ha servido como embrión. A veces el poeta adopta otra voz, en ocasiones otro poeta. De hecho están entre mis preferidas su invocación a Hölderlin, su encarnación de Safo o de Casanova, las descripciones de Juan de la Cruz sesteando o Antonio Machado conduciendo la silla de la enferma Leonor. Siendo necesarias y oportunas estas poesías completas, corren el riesgo de ocultar la intensidad de los aciertos en la fronda de los intentos meritorios. Los poemas sobresalientes de Colinas merecen una edición aparte. Claro que esa empresa es diferente a la que ahora nos ocupa: «y se retira el mar en busca de la mar / (como yo de mí mismo)».

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