Los últimos libros de Vicente Gallego son todos celebratorios. Cambia el tono del canto, la intensidad, la extensión. Saber de Grillos es un libro de poemas breves, de pinceladas: "No pretendo abreviar, es que me abrasa / esta brasa del canto entre las manos". Son fogonazos de iluminación que muestran como las cosas pequeñas, tomadas de una en una, contienen el universo entero.
A LAS TRES DE LA TARDE
A las tres del hervor está creciendo
-de chicharras y luz- esa sordera
en que el monte nos sume, en la que cantan
las agujas del pino todas juntas,
reverberan las piedras, y se tornan
enormes las hormigas en su empleo
de amor y de silencio.
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