Lola Mascarell: Préstame tu voz

LOLA MASCARELL
Préstame tu voz
Tusquets, Barcelona, 2024

«Delante de nosotros, / como esta mariposa indiferente / que azul revolotea en la mañana, / va siempre nuestra duda
».

Préstame tu voz es el cuarto poemario de Lola Mascarell (Valencia, 1979). El título alude a antiguas inscripciones funerarias en las que los muertos rogaban al paseante: «préstame tu voz». Y es significativo reseñar que, durante la escritura, la autora vivió el embarazo de su hija, lo que le inspiró versos natatorios como «imagino tu cuerpo / flotando entre las aguas de mí misma / que flotan a su vez en este líquido / del tiempo que no pasa». La incertidumbre y el tiempo condensado son los dos grandes temas del libro: «Todo lo que ahora canta / delante de mis ojos / está a punto de irse hacia la noche». El pasado, el presente y el futuro se cruzan y entreveran. Al mismo tiempo nos acercan a un parque donde un par de ancianos «que aún no somos nosotros / alimentan palomas» y un poco más allá escuchan voces de muchachos (que ya no somos nosotros) «diosecillos que juegan sin miedo aún, / sin muerte». A la vez la poeta está viviendo el primer mes de su hija y pensando en un futuro en que no estará ya la cuna en la alcoba. «El sol de la mañana / no puede iluminar / la noche que se cierne / dentro de nuestro cuerpo». No hay cobijo posible donde solo resuenan los acordes del pensamiento. Se dice a sí misma: «aprende que el refugio es la canción». Y más adelante, insiste en «aferrarse a la entraña, estarse dentro, / ser uno con la arena, con el mundo, / y escuchar las pisadas de los otros / y sentir esta calma / vacía y expectante de lo inmóvil». Porque. «quién quiere poseer lo que es del aire». En «Madre», se funde en el homenaje e insinúa que somos eslabones de un ciclo. En «Adventicia», aprende humildad de la flor anónima que la sorprende en el camino. Como la luz, la poeta viene a deshacerse en las cosas que mira: «un átomo de polvo, / una foto vacía, / un minuto sereno / que anochece despacio en la terraza». El corolario sería que «dudar es mantenerse / suspendido en el aire. // Dudar es esta casa en la intemperie / que llamamos camino».

2 comentarios:

  1. Se nota que te ha gustado. Hay versos que no necesitan alabanza: les basta la cita.

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  2. Se nota que te ha gustado. Hay versos que no necesitan alabanza: les basta la cita. Abelardo Linares

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