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ANA GARRIDO PADILLA El ruido transparente Grupo Enuno, Albacete, 2023 |
«Para la oscuridad, el aire es frágil / como un hilo de seda, / como la
oscilación de los papiros / en las proximidades / de la piedra imantada».
La
madrileña Ana Garrido Padilla (1966) se asoma al paisaje subrayando los matices
que diferencian y permiten reconocer una mañana entre todas las mañanas o un
crepúsculo en la sucesión de crepúsculos. Desde el título, vemos que la sinestesia
en su herramienta más habitual. Sigue las huellas de los primeros poemarios de Julio
Llamazares o los de Basilio Sánchez. Los seres vivos quedan en segundo plano: «la
tormenta reposa más allá de las aves
», o cruzan
ante nosotros «los ojos
trashumantes de los perros». La persona que
nos habla se mantiene también fuera de escena, observando. Como mucho, las
manos aparecen para certificar que la luz «tiene tacto de mármol» o para reconocer «la tierra prometida más allá del paisaje». A menudo reina un frío oscuro que cuaja en una silueta,
caen hojas incluso sobre la arena, se suceden amaneceres enigmáticos, siempre
lejanos, heridos por un enebro o un olivo, que pueden reflejarse en la
superficie del agua. Ni siquiera el agua fluye. Siempre aparece quieta,
rizándose, reflejando lo que la rodea. Reina por doquier una naturaleza viva,
pero lenta y decadente. Y cuando los poemas rozan la figura humana, acaban
reconociendo que «detrás de la
ventana hay un pueblo vacío, / una luna vacía / que se dobla a lo lejos». Porque los humanos están, pero no están, «en el tiempo baldío, // juntos en la quietud
de las plegarias», «cuando todo está inmóvil, / cuando nada parece
necesario». Como mucho, «entre dos soledades siempre existe / algún
paso a nivel para la vida». El marco es
amenazador: unas veces es «el
cielo culpable», otras una luna rojiza que «astilla el aire».
En el último poema, «Todo está
consumado», muy breve, de dos versos, la poeta
ofrece un sentido para esta atmósfera mórbida en la que nos hemos paseado: «Detrás de la materia se adivina / nuestra antigua
inocencia». Con este libro, Ana Garrido
Padilla ganó el premio Barcarola en su 32ª edición.
Siempre he admirado el trabajo de esta impresionante autora. Anhelo impaciente leer "El ruido transparente" que estoy segura no dejará indiferente a nadie que se aventure en su lectura.
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