Ángelo Néstore: Deseo de ser árbol

ÁNGELO NÉSTORE
Deseo de ser árbol
Espasa, Barcelona, 2022

«Nadie piensa en la vida / que la vista no alcanza. / Nos agarramos a ella como tú te agarras a mi cuello».

Nacido en Lecce en 1986, pero afincado en Málaga, Ángelo Néstore se ha convertido en un fenómeno multicultural. En su página web se define como «artista no binaria» y añade que su obra «gira en torno a lo poético, entendido como territorio cuir donde la poesía se híbrida con disciplinas como la música, la performance o las artes escénicas». La palabra cuir es una transcripción del inglés queer (de identidad de género no convencional). Aunque ha grabado discos e imparte clases de Traducción e Interpretación en la Universidad de Málaga, Néstore se ha mostrado más activo en la poesía. Codirige el festival poético Irreconciliables y capitanea la editorial Letraversal. Pero sobre todo escribe y gana premios, de momento para autores jóvenes: el Hiperión, (2017), el Emilio Prados (2019) y el Espasa (2021) aparte de extender sus publicaciones a otras lenguas. Deseo de ser árbol, el libro por el que obtuvo el Espasa, llega envuelto en tapa dura y abrazado por un prólogo de Sara Torres y un epílogo de Rosa Berbel. Consta de 23 poemas al desgaire de la métrica divididos en dos partes. Los primeros se centran en el cuerpo y en las relaciones con su madre y su abuelo. La anécdota vital tiene un peso importante. Me interesan más aquellos en los que proyecta esa experiencia en imaginaciones, como «Deseo caer al suelo» donde mira a los niños jugar desde una ventana y aventura que su cabeza es el balón: «imagino que, de una patada, / llego a las ramas más altas de los árboles / y allí agonizo / hasta que dejo de oírme». También cuando dice que «la soledad tiene nombre de jardín / y la exprimo con rabia / como se exprime el néctar / de las uvas recién recogidas de la viña». Hay varios poemas en los que se desdobla. En uno desea ser perro; en el que da título al libro «deseo de ser árbol, deseo de persistir / en el jardín de otro / sin invadirlo, / de contemplar el rayo / sin quemarme, / de ser picoteado por el pájaro / que busca abrir un hueco / para hacerse un nido».

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