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FRANCISCO CARO
En donde resistimos Hiperión, Madrid, 2021
Fuentévar Mahalta, Ciudad Real, 2022 |
«Es porque siempre ocurren / cosas
que nadie cuenta / por lo que nunca / debe haber paz en la escritura». Francisco
Caro, el poeta de Piedrabuena (1947), confía a la lectura, a la amistad y al
paisaje la resistencia en que se ha ido convirtiendo el mero hecho de vivir. Es
el suyo un pausado carpe diem: «gozo el instante, este / aprender el ahora que
limpio se me ofrece: / el verbo despertar, las dos presencias». Cuando mira al
pasado, Caro lo asocia a aquella dichosa ignorancia de la juventud («andábamos
descalzos de certezas»), que permanece intacta en forma de rescoldo en lo más
puro del vivir: «entre nosotros ―añadiste―
/ solo lo inexplicado permanece».
En donde resistimos es un poemario
viajero y dialogado. A menudo los poemas aluden desde el título a un lugar
concreto, a una situación determinada, que suele coincidir con la hora del
atardecer y con la corriente de un río cercano: «grita / la luz y yo / escribo
bajo chopos, frente a roja arenisca / y algún desnudo sauce // mientras pasa el
discurso / de las aguas, escribo». «Todo pasa y todo quema», dice en otro
momento, reavivando la llama del tópico machadiano. El paisaje forma parte del
poema en la misma medida en que participan en los versos las últimas palabras
del libro que el poeta estaba leyendo, o las palabras que rememora, o el
volumen que aparta un momento para levantar la cabeza y pasear los ojos por el
entorno: «cierro el libro y el sol / permanece en sus páginas». La literatura
está dentro y fuera, a la vez ayuda a resistir y ayuda a prolongar lo que se está
viviendo: «escríbela, / me dices, / sálvate del secreto del vivir, escupe todo».
Cabrera, Porchia, Rubén Dario o Bocaccio son algunos de los autores que actúan en
el presente a través de los poemas que nos trasladan en «un mundo acostumbrado
/ que se enfrenta / a un mundo sin costumbre». Precisamente con el autor de
El
Decamerón nos aconseja en estos tiempos de confinamiento: «apartad
los retóricos, decía, / pesados cortinajes, los brocados, / dejad libre el
cristal de las ventanas, / nos conviene mirar de cerca el miedo».
En la joven editorial Mahalta, ha editado Francisco Caro un cuaderno titulado Fuentévar, que es prolongación de su entrega en el paisaje, manchego en este caso: «Hay caminos que existen / no para ser andados, sino dichos / y yo / acomodé mis días / a transitar por ellos»
He aprendido cosas que no sabia
ResponderEliminarMe gusta aprender en el internet
saludos desde la felicidad