Francisca Aguirre, Ensayo General

FRANCISCA AGUIRRE
Ensayo general. Poesía reunida, 1966-2017
Calambur, Barcelona, 2018. 644 pág., 35€
«No sé qué hacer con todo aquello que he perdido, / pero sé que el tumulto de esa pérdida / me acompaña insistente y testarudo. / Lo que no tengo siempre está conmigo».
Unos meses antes de morir el pasado mes de abril, Francisca Aguirre (1930-2019) recibió el Premio Nacional de las Letras y vio la reedición de su obra poética reunida en Calambur. El título es Ensayo general, el mismo de uno de sus poemarios publicados y el mismo con que bautizó la anterior versión de su obra reunida aparecida en la misma editorial en el año 2000. Entonces la prologaba Emilio Miró y en la nueva edición lo hace con buen pulso María Ángeles Pérez López. Le faltaba en ese momento la mitad exacta de su obra, que ahora reúne un total de doce libros, el último de ellos, Una larga dolencia, inédito hasta la fecha. Una obra que abarca cincuenta años de escritura poética y que empezó con un título mítico, Ítaca, escrito con una frescura y un poder simbólico que siguen vivos y creciendo: «¿Y quién alguna vez no estuvo en Ítaca?». Ya entonces se debatía entre lo que fueron sus dos grandes desafíos, la desesperanza y la supervivencia: «Pero Ítaca está dentro, o no se alcanza (…) Sin palabras, sin dioses, Ítaca es solo el mar / y un cielo que la aplasta». Poemas como El oráculo, Paisajes de papel o La bienvenida están ahí, como referencias de una generación y un punto de vista femenino y por tanto imprescindible: «Y todo son / causas perdidas. / las adorables / causas / pequeñitas. / Los instantes aquellos que causaron / una breve alegría».  Su biografía marcó también su destino: desde la ejecución por el franquismo de su padre el pintor Lorenzo Aguirre a su vida a la sombra del poeta Félix Grande. Sobre ambos temas giran recurrentemente sus evocaciones. Como suele ocurrir, una obra completa o reunida diluye la potencia de un poeta. Sin embargo, el libro inédito Una larga dolencia añade novedad y también algunos de los mejores versos de Aguirre, como el poema Fronteras: «Algunos senderos / parecen conducir al paraíso. // Pero solo conducen. / Solamente conducen, / conducen y conducen».

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