NICOS CAVADÍAS La cruz del sur Alianza Editorial, Madrid, 2021 |
«¿Quién dijo “tierra”? Miente. Pues nunca hemos llegado». Nicos Kavadías (1910-1975) es popular en Grecia en parte porque Thanos Mikroutsikos ha compuesto canciones con algunos de sus poemas. Esa popularidad se ha ido expandiendo poco a poco, favorecida por el tono legendario tan sugerente de su obra, la de un hombre que quiso ser capitán de barco y acabó siendo radiofonista marino. En España primero desembarcó con su única novela, La guardia (Trotta, 2021). Ahora asoma por primera vez su poesía completa con el título del más famoso de sus poemas («La cruz del sur»). Recoge tres libros, Marabú (1933), Calima (1947) y De través (1975) más un cuarto capítulo con poemas dispersos o inéditos, recogidos de aquí y de allá. David Hernández de la Fuente, que ha traducido, editado y prologado el volumen, explica que se basa en la edición canónica de la editorial ateniense Agra. Cavadías supo recoger el espíritu de misterio y aventura que siempre evoca el mar, más aún para los lectores de secano. Se inspiró en los ecos de Homero, pero también de Baudelaire y su viaje veinteañero a los mares del Sur. Cualquier lector de Kavafis encontrará asímismo ecos, y es muy probable que Leopardi y sus cantos suenen al fondo de los poemas épicos y brumosos que hablan del mar, de los marineros, sus soledades y de los tugurios que les sirven de refugio cuando atracan: «y cuando la neblina arropase espesa / podríamos escuchar el llanto de los faros / y el paso de los barcos invisibles que silban / cuando se nos cruzaran al navegar de noche». Retrata a esas gentes que son adictas a los viajes y a la lejanía, incluso cuando no pueden embarcar porque figuran en listas negras. Habla de cosas a las que les falta «la gracia, el movimiento y la comodidad». Marabú es su libro más nítido y fluido. En los siguientes fue sincopando las imágenes, yuxtaponiéndolas, empedrándolas con culturalismos, volviéndolas enigmáticas. Los temas más recurrentes seguían siendo la amistad arrebatada por la muerte («La cruz del sur») y las prostitutas de los puertos, en poemas malditos que se quedaron inéditos tal vez por ser malditos.
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