Antonio Praena, Historia de un alma

ANTONIO PRAENA
Historia de un alma
Visor, Madrid, 2017
«¿Te has creído este libro? / ¿Existe el personaje que aquí escribe?». Antonio Praena (Purullena, Granada, 1973) ha escrito un poemario lleno de trampas que empiezan en la propia biografía:
Doctor en Teología y profesor de esta disciplina en Valencia, la mezcla con cine, poesía y arte contemporáneos. Las trampas siguen en el título, Historia de un alma, y en la explicación de la contraportada: «es un libro moral compuesto de retazos inmorales presentados sin juicio». Añade que «el poeta desaparece y el sujeto de los poemas podría ser cualquiera de estos hombres trajeados, de una cierta élite económica y artística, que perdieron el rumbo y dan vueltas por (…) la posmodernidad». El lector que ande buscando verdad poética, entendida como coherencia con la propia biografía, habrá desechado el volumen a la segunda o tercera de las capas de esta cebolla de espejos deformantes en que va envuelta. Y, en el caso de que llegue hasta la primera parte de las cinco en que se divide, terminará de disuadirse: «si los dioses existen, / ¿cómo no ser uno de ellos?» se pregunta el trasunto pijo de Praena, embarcado en una vida materialista, fatua y fulgurante. Por momentos estoy viendo al personaje de American Psycho y espero un asesinato de verdad. Y no obstante, a medida que avanza la lectura, la poesía se condensa. Poemas como «La vida» o «Alma», desde sus títulos globalizadores, aportan nitidez al conjunto. La vida es «una novela destripada, / pues se sabe el final desde el principio: / todos mueren». El alma asoma en una relación amorosa apasionada: «es algo más brutal y primigenio / que embiste carne adentro hasta ese abismo / donde la carne, simplemente / desea no ser carne: / vuelvo el alma a sus cuerpos». Otros poemas como «Grafiti», «De una forma o de otra», «Occidente» se sostienen entre filosofía y lírica. Descubrimos que, como alguna vez reconoció Borges, Praena ha escrito estos poemas demasiado brutales para firmarlos y se ha inventado un alter ego para endilgárselos: «¿Por qué te escandaliza que alguien firme / poemas como este? / Palabras que jamás cambiarán nada».

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