LUIS ALBERTO DE CUENCA El secreto del Mago Visor, Madrid, 2023 |
«Voy navegando / despreocupadamente / rumbo al silencio».
Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) explica en una nota introductoria que el Mago del título del libro, «con M mayúscula», es «Dios disfrazado de ilusionista». También dice que los 35 poemas que lo componen, la mayoría escritos en 2021 y 2022, están marcados por la muerte de un amigo entrañable. Donde más se aprecia es en el segundo de los cinco epígrafes en que se divide el conjunto. Se llama «Oficio de difuntos» y sus páginas concentran la elegía: «Últimamente estoy rezando mucho. / Convierto mis poemas en plegarias / porque me estoy muriendo de tristeza». De todos modos, encontramos más poemas rogativos en la quinta parte («Creo en ti») donde De Cuenca, con su característica ironía, mezcla voluntariamente la religión y el amor romántico. Es aquí donde más se acerca al tono de sus poemas emblemáticos: «Da miedo ser feliz. El amor, a la larga, / degenera en dolor. Protégeme, Dios mío». En «La Caseta», evoca con añoranza el enamoramiento adolescente: «ese amor insensato e inseguro que se hace / fuerte en los arrabales de la obsesión, un puzle / de piezas que no encajan, un nombre de mujer / grabado a punta de cuchillo en el cerebro». En «Entre tú y yo» firma un balance de la relación de pareja donde la hipérbole sostiene la ternura: «Han pasado millones de años desde entonces, / en el periodo Cámbrico, cuando te conocí, / con la primera estrella de mar como testigo, / y sigo alimentándome del plancton que nutrió / desde el principio las contradicciones / que genera un amor improcedente. / No tenemos futuro, vida mía…». La parte primera del libro acumula argumentos poéticos en torno a reflexiones existenciales («al final solo importan las cosas del principio»); la tercera incorpora sugerentes fábulas sobre la inmortalidad. Por último, la cuarta parte reúne un racimo de coplas («Soleares), alguna de ellas rescatada de anteriores entregas: «Qué difícil es morirse / después de oler el perfume / de tus manos en el cine». El libro ha recibido el premio Gil de Biedma, poeta con el que De Cuenca confiesa que le ilusionaba vincularse.
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