JOSÉ MANUEL BENÍTEZ ARIZA Laberinto Renacimiento, Sevilla, 2022 |
Desde esta
atalaya del vivir, el poeta va removiendo recuerdos, aliñándolos con ironía
para sacudirles el patetismo de la nostalgia: «desde nuestro decoro de hombres
viejos, / nuestras vidas ya hechas, nuestro pasado acumulado, / nos parece
mentira que todo aquello sucediera». Al menos la indefensión ayuda a que uno
valore a sus semejantes con cierta benevolencia mientras busca a qué aferrarse y
solo encuentra los mil y un detalles cotidianos. Así le ocurre en el poema
inaugural del libro, «Buenos días», donde a la manera de Whitman, desarrolla una jornada entera en versículos que celebran la significancia de lo pequeño. Sí, no hay más
solución que recorrer el laberinto fijándose en cada gesto: «un asidero: / el
olor del café / en la cocina. // Y cómo ruge, / cuando pisas la calle, / la
realidad».
El contraste entre la luz de los proyectos y la sombra que te espera
fuera de ellos es el tema de uno de los poemas más enigmáticos del libro, «Donde
esa claridad». Otro es «La Dama», una especie de epitafio, donde Benítez
Ariza manifiesta su identificación con la piedra caliza como escenario ideal para
la despedida: «si pudiera elegir, / cuando llegue el momento aquí vendría, / me
echaría a dormir entre sus brazos, / me volvería piedra caliza yo también». No
hay prisa. De momento la vida canta al otro lado de la ventana: «hoy me he
propuesto ser feliz, / como esos pájaros».
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes expresar tu opinión sobre este artículo