Alfonso Brezmes: Es tiempo

ALFONSO BREZMES
Es tiempo
La Garúa, Barcelona, 2022

«Sabemos que nos falta algo / porque todo lo completo muere, / porque todo lo incompleto canta».

El sexto poemario exento de Alfonso Brezmes (Madrid, 1966) nos cuenta que la vida es indescifrable («ahora ya sé que esta vida / no se puede ver mientras se vive») y que por tanto hay que afrontarla desde las emociones, valiéndose de la herramienta de las palabras: «dadme un solo instante / con su infinita abundancia / y os cerraré los ojos / para que podáis ver». Buena parte de los poemas del libro son reflexivos y abundan quizá demasiado en la poesía en sí misma como tema (metapoesía) lo que nos lleva un poco hasta el límite, porque la poesía es vida solo para los poetas, y solo en algunos momentos. Sin embargo, la misma incertidumbre a la que aluden nos abre la puerta de la sugerencia: «leo para encontrar la respuesta a una pregunta incontestable. / Escribo para añadirle a esa pregunta, si es posible, algo más de oscuridad». La incertidumbre, la oscuridad, la falta de control actúan paradójicamente como guías y permiten encontrar lecciones prácticas mientras Brezmes va reuniendo las piezas del puzzle de su identidad. Por ejemplo, en «Libro de familia» reflexiona con su padre, ya ausente: «es urgente la vida ―le digo―, / pero más urgente es la calma / para percibir esa urgencia». «Desobediencia» es otra pieza significativa que nos habla de la importancia casi zen, y desde luego infantil, de hacer lo que uno quiere, no lo que le mandan. Y en la misma dimensión está el titulado «Deseo»: «Lugar que se desplaza con nosotros, / como la vieja nube que sigue al pesimista». En «Heterónimos» invoca a Pessoa, a la acuarela de Chuang-Tzu y (en elipsis) al escarabajo de Kafka para decirnos que vivimos también perdidos en el mar de la cultura. Son los tres citados poemas muy notables y hay algunos más, como «Mi voz ajena», que parece inspirado en aquel de Claudio Rodríguez («Como si nunca hubiera sido mía…»). En fin, un poemario rico y variado, con altibajos y hallazgos: «el poema es un bosque testigo de un acecho» o «Desde que me he ido / son mejores mis poemas».

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